viernes, 30 de diciembre de 2011

Mas que un balance, un resumen de mi 2011...


Bueno, la verdad es que desde hace bastante tiempo que vengo con ganas de escribir mi balance, de hacer esa catarsis escrita de todo lo que me ha pasado. Venia pensándolo bastante, como lo iba a hacer, que iba a incluir, que no, si iba a hacer menciones o no, que no me fuera a olvidar de algo importante…  todo. Y seguro,  se preguntaran ¿Por qué tanto quilombo?, tampoco es que vas a escribir un testamento para dejar antes de irte arriba! Y la verdad es que si, capaz es una pavada o capaz a nadie le importa, y yo tampoco sé porque tengo tanto entusiasmo por ponerme escribir esto pero creo que más que nada viene porque este fue un año muy cargado para mí, un año con muchos cambios (y ahí empecé, las ganas me ganaron, jajá)…

Prosiguiendo,  fue un año muy bueno para mí, de muchos, pero muchos cambios. De comenzar una nueva vida, en casi todos los aspectos.  Recuerdo que lo comencé perdido en alguna montaña del Valle de Punilla, en las sierras, en la zona de Bialet Massé. Lo arranqué ahí pensando y replanteando mi vida, como iba a ser todo a partir de entonces. Acababa de cerrar una etapa y estaba abriendo un nuevo camino, que era de mucha expectativa y mucha preocupación a la vez, porque no sabía cuales podían ser los resultados y a donde iba a terminar. Llego febrero y con ello la necesidad de activarse ya y comenzar a hacer algo por mi vida. Y así fue, comencé a sumergirme en el mundo laboral, y más precisamente apunté a una de las cosas que más me gustan: las telecomunicaciones. Entonces me incliné por ese pequeño gran trabajo que son los Calls Centers, conseguí trabajo en una de las compañías más prestigiosas de esa actividad. Y así, sin percatarme de nada, comencé por este camino que, hasta el día de hoy, sigo andando. Aprendí muchas cosas sobre ese rubro, sobre cómo se mueven las empresas, los órdenes de jerarquías, procesos, no sé, de todo. Pero lo que más rescato de esto, es la cantidad de gente nueva que conocí. Eso es una de las mejores cosas que me paso este año. De repente, y como si nada, comencé a soltarme mucho más como persona, me volví un poco más expresivo, y, comencé a relacionarme con gente más grande que yo, mas adulta, más madura, de distintos ámbitos, también que venía de otras partes del país, con distintas tonadas, costumbres, jajá, etc., etc. También conocí y me hice amigo de mucha gente de distintas inclinaciones sexuales a la mía, lo cual estuvo buenísimo, aprendí a relacionarme mucho mejor con ellos (siempre desde este lado, aclaro que, pese a las sospechas, no me pasé, jajá). A no ser parte de esa maldita sociedad discriminadora que juzga solo por apariencias y sin conocer a la persona, a abrir un poco más mi mente y a que, si bien ya desde siempre los aceptaba como son, ahora ya perdí eso de que “todavía te resulte un poco chocante”. Son personas excepcionales (iguales que nosotros, obvio!), geniales, hice muy buenos amigos.
Amigos, y me quedo con esa palabra para seguir… en cuanto a amigos, el comienzo de año fue bastante jodido en ese tema. Hubo muchos quilombos, jajá heridas que habían quedado abiertas, rencores, veneno… puterio en si (perdón por la palabra). Fue un año donde, entre tantas divisiones, al principio, use la cabeza (envenenada por mí mismo en ese momento) y no el corazón y entonces me moví para el lado en el cual me sentía mejor. Y recibí muchas críticas por eso, me hice odiar bastante y eso, obviamente perjudico mucho mi imagen, apariencia y formas de verme en sí. Y si bien no estoy arrepentido para nada de lo que hice, porque sé que actué por impulsos (cosa que sé que está mal) pero sé que, si lo hice, fue porque en ese momento tuve razones para hacer las cosas que hice, decir las cosas que dije y callar lo que callé. Y acá va otra de esas grandes enseñanzas de este 2011… aprendí a no actuar por impulsos, a usar la cabeza en base al corazón y no al revés, aprendí a saber cuándo callar y cuando actuar, a ser un poco más permisivo a no hacerme tanta mala sangre por algunas cosas, a no maquinarme tanto, y gracias a todo esto, pude hacerme una autocrítica y eliminar todo ese veneno que había dentro mío. Y eso me ayudó mucho a ver cuáles eran mis verdaderos amigos y cuáles no, a abrir un poco más la cabeza, saber aceptar y  darme cuenta de cual era esa gente que, de verdad, usaba la cabeza en base al corazón, opté por rodearme solo de esa gente, la gente que, de alguna u otra forma siempre quiere lo mejor para mi y me dice las cosas por mi bien, me hace darme cuenta de mis errores. Creo que el haberme relacionado con otra gente nueva, comenzar a llevar otra forma de vida, y atravesar nuevas experiencias fue lo que también en cierta forma me ayudo a hacer ese intento de cambiar para bien todo eso que estaba mal en mí.
Fue un año en que el amor me dio un flechazo también, jajá. Y fue bastante corto, pero fue un flechazo bastante intenso, tan intenso como para que quede en el recuerdo y no me olvide de él (del flechazo), de ella, sino que lo guarde en mi corazón. El amor me volvió a dar una nueva oportunidad y pude vivirlo y disfrutarlo, y, aunque fue muy poco lo que duro y ahora todo parece tan lejano, queda guardado en mi corazón para siempre, solo por el pequeño detalle de que durante ese mes, me hizo sentirme la persona más feliz del mundo...  Y ojalá ese flechazo hubiera durado mucho pero mucho más, habría dejado todo porque así fuera, pero supongo que será cuestión nuevamente de aceptar que las cosas pasan por algo, aunque sea muy injusto a veces. Estaba con ella y no necesitaba nada más, así de simple.
Pero bueno, no me podía quedar ahí y todo seguía, había que seguir, no me podía caer, fueron meses de mucho trabajo, de días muy rutinarios, a veces pesados, a veces no. Mañanas laborales, llegar, descansar y alguna juntada con amigos. Y bueno, todo eso hasta que llego julio y todo se cayó, y me hundí en un pozo con una meseta de 31 días en la que parecía no haber una salida.. Hubo una crisis laboral (me quede sin trabajo), económica obviamente y, sobre todo afectiva: en el plano familiar, porque fue un mes donde varias cosas que venían guardadas explotaron y hubo varios cruces feos, no tenía el apoyo que necesitaba de la persona que más necesitaba que me apoyara sino todo lo contrario, me complicaba las cosas y cada vez más. y por el plano de las amistades también: comenzaron los desconocimientos con algunas personas con las cuales el año había hecho que la amistad se fortaleciera y ya no me sentía tan como estado con ellos. Ah, y otra cosa, la perdida laboral me llevo también a dejar de ver a todas esas personas excelentes que había conocido allí, a extrañarlos a ellos y a la falta de esa rutina diaria. Pero como no hay mal que por bien no venga, el dinero que me llego por la pérdida laboral (a pesar de esa pequeña crisis económica  que me vino en los últimos días, jajá), me permitido hacer una pequeña gran inversión y concretar un sueño material que tenía desde hace unos cuantos meses, y, de esta forma, comenzar a hacer alguna que otra capitalización. El pequeño lado bueno de julio, aunque haya sido más lo que perdí que lo que gané.
Y bueno, en  los meses que siguieron de ahí hasta ahora, las cosas mejoraron y muchísimo. “Siempre que llovió paró” dicen. Y la lluvia tuvo su fin. Conseguí  trabajo nuevamente y, a pesar de que el primer mes costo un poquito adaptarse, luego todo dio un giro 360 y hoy en día me encanta mi trabajo disfruto muchísimo del día a día ahí, me siento cada día mas feliz, orgulloso y agradecido de poder estar en ese lugar, rodeado de personas totalmente geniales, excelentes, distintas entre sí pero a la vez con algo en común , desarrolle mucho aprecio a ellos, es un equipo muy unido, y ser parte de eso en tu trabajo, es lo mejor que te puede pasar.
Tuve además muy buenos momentos con mis mejores amigos, muchas noches de buena música compartidas, salidas y más salidas, jajá. No quiero olvidarme de eso, estoy orgulloso y agradecido de que ellos sean parte de mi vida.
Como decía, las cosas a partir de esa pequeña gran caída a mitad de año siguieron mejorando. Y Noviembre fue otro de esos meses claves. Como si fuera la frutillita del postre, se concretó el paso final para este nuevo comienzo que se vino desarrollando durante todo este año: la independencia. Había llegado el momento de seguir este camino, pero solo. De separarme de mi familia, aunque sepa que están si los necesito. Era algo que tenía que darse, para mi propio bien, para el de ellos y para la relación entre ambos. Y así fue: la relación con ellos mejoró y yo encontré mucha paz acá. Hice de este mi lugar y hoy en día puedo decir que me siento muy cómodo y muy feliz estando en este lugar.

Así que de esta forma llegamos a fin de año. Como se verá, un año largo pero corto a la vez. El tiempo, cosa curiosa no? pasa volando, pero pasan mil cosas en el que a veces pareciera que dura una eternidad, por lo menos en mi caso es así.  Un año que sin dudas va a quedar en mi recuerdo, ya sea por las cosas buenas o por las malas, pero sobre todo porque es para mí, sinónimo de una sola palabra: “cambios”. Y los cambios fueron positivos. Y estoy muy feliz de que haya sido asi, agradezco cada una de las cosas que me paso, y obviamente, a  toda la gente que fue parte, de una u otra forma, de mi vida este año.  Familiares, Amigos viejos y nuevos, enemigos también (por qué no?), Compañeros de trabajo y conocidos. A todos y a cada uno de ellos les agradezco por ser parte de mi 2011, porque, ya sea directa o indirectamente, sin ellos nada de todas estas cosas buenas que me pasaron hubieran sido posibles.
Cierro el año alcanzando un nivel de madurez muchísimo más mayor que el que tenía cuando lo comencé (y todavía me falta mucho, obvio), más seguro de mí mismo, más limpio de todo mal que pueda haber tenido antes, venenos y malas ondas, y muy fortalecido para que esas cosas no me afecten. Que deseo para el año que viene? Deseo lo mejor para todas y cada una de las personas que son parte de mi vida, que sigan cumpliendo y tratando de cumplir sus sueños y sobre todo, que hagan todo lo que les gusta y sean felices. Y para mí, espero poder consolidar y mejorar todo esto que vine construyendo en mi 2011, poder realizar todas esas asignaturas pendientes que me quedaron de este año (aunque sean pocas, hay algunas que son muy importantes, sobre todo para mi futuro) y seguir creciendo como persona, nada más. Y que, como lo estoy siendo ahora y  sea de la forma que sea, sea feliz. Nada más.

A todos y de corazón, que tengan un muy feliz 2012...

jueves, 22 de diciembre de 2011

Un año que se va ¿o que viene?


Por Josefina Eldstein
(especial para La Voz del Interior)

"Fin de año, tiempo de balance", la frase se impone casi como una consigna cuando el calendario va deshojando sus últimos días y, casi instintivamente, se mira hacia atrás para analizar qué se hizo, qué se logró y qué quedó pendiente en los 365 días que pasaron desde el último año nuevo.

En general se considera esta actividad con la naturalidad con la que se recomienda armar el arbolito. Sin embargo, desde el campo de la psicología se estima que es una cuestión que debe abordarse con ciertos recaudos para que tenga un saldo positivo, sea provechosa para quienes la encaran y se eviten conclusiones decididamente negativas del tipo "tuve un año que fue un desastre" o "peor no me pudo ir".

"Es muy importante que esta evaluación se haga de manera cuidadosa dado que un balance irracional o excesivamente negativo puede generar sentimientos de malestar, estrés o depresión", asegura el psicólogo Leonardo Medrano, Coordinador del Centro "MuSa" para la Promoción de la Salud y la Calidad de Vida en la Mujer y Director del Grupo de Investigación en Psicología Positiva y de las Emociones de la UNC.

Con estas prevenciones, desde la psicología se considera una conducta habitual el ejercicio del balance personal-anual. "Es natural autocalificarnos, poner en la balanza lo positivo y lo negativo del año que transcurrió, como es común hacerlo en cada etapa que culmina. A esta actitud vamos adquiriéndola desde el nacimiento, cuando es necesario que otros (especialistas) nos evalúen (el pediatra en cada avance en el proceso de crecimiento, los profesores en el colegio que nos promueven si hemos aprendido ciertos temas, etcétera), dice la psicóloga Evangelina Aronne. "A medida que pasan los años, vamos internalizando esta conducta, y cada uno a su manera, realiza el análisis de lo que deseamos, lo que hicimos para lograrlo y lo que realmente alcanzamos, como también proyectamos qué hacer con lo que logramos. Ya que, nuevos sueños que se cumplen nos habilitan para nuevos desafíos", agrega.

Cuestión de expectativas

Por su parte Medrado explica: "Existe un mito generalizado que lleva a suponer que la cantidad de acontecimientos y actividades placenteras que experimente la persona hará que ésta sea más o menos feliz. Sin embargo, un mismo hecho puede ser fuente de emociones positivas o negativas dependiendo de cómo se interprete. Por ejemplo, es habitual que muchas personas juzguen que su situación económica es insatisfactoria, ya que les gustaría ganar más dinero del que en realidad ganan. Con frecuencia ocurre que el mismo monto de dinero resulta satisfactorio para algunos e insatisfactorio para otros".

Si bien cada quien evalúa su año a su manera, los especialistas son claros en cuanto a las recomendaciones para plantearlas. "Cuando los logros se aproximan a las aspiraciones la satisfacción aumenta. Con frecuencia ocurre que nuestras aspiraciones son desproporcionadas o irracionales, lo cual provoca que difícilmente podamos sentirnos satisfechos con nosotros mismos", dice Medrano y cita un ejemplo: "Ocurre con frecuencia que una mujer siente malestar emocional (preocupación, estrés, ansiedad, tristeza, depresión), porque cree que no está cumpliendo con todas sus aspiraciones (familiares, laborales o personales). En general ocurre que dichos sentimientos de insatisfacción no provienen de un bajo logro, sino de una aspiración excesiva e irracional. Es importante plantearse aspiraciones realistas y alcanzables, de lo contrario es muy probable que experimentemos insatisfacción y malestar emocional", sostiene.

Ellas, más exigentes

Medrado también repara en la influencia de la "cuestión de género" en el asunto: "Se ha observado que las mujeres reportan menores niveles de satisfacción vital que los hombres. Aparentemente el hecho de ser más autocríticas que los hombres es lo que hace que las mujeres presenten menor satisfacción con su propia vida".

Evangelina Aronne considera que para que el balance tenga un verdadero sentido y cumpla con el objetivo de impulsar nuestro crecimiento, debemos: "Aceptar lo que no pudimos concretar, encontrarle explicaciones lógicas (ni excesivas justificaciones ni autocríticas rígidas) y planearnos nuevas metas claras y posibles de alcanzar con los recursos que contamos o somos capaces de adquirir.

Podemos ampliar la lista de expectativas, proyectarnos a largo plazo, extendernos a niveles más elevados, confiando en nuestro potencial y dándonos tiempo para realizarlas. Siendo lo más realistas posibles en lo que se puede concretar en 365 días y en dos, cinco o 10 años. Y que, a más desafíos, posiblemente haya más riesgos que afrontar".
Lo que se dice tomarse las cosas con calma.

Medida de la satisfacción

Si los balances de fin de año implican la satisfacción o no con las performances personales, la conformidad con la propia vida tiene características que hacen que las personas puedan agruparse en ciertos perfiles. El psicólogo Leonardo Medrano cita a Ed Diener, un autor destacado en el estudio del bienestar psicológico y la salud vital, quien señala tres grupos según sus niveles de satisfacción vital:

Personas satisfechas:
sienten que la mayoría de las cosas de su vida son en general buenas. Es probable que el crecimiento y los retos estén presentes en sus vidas. En general, se caracterizan por ser agradables y por sentir que los diferentes ámbitos (trabajo o estudios, familia, amigos, ocio) van razonablemente bien.

Personas ligeramente satisfechas:
en general, están satisfechas con la mayoría de las áreas de su vida, pero sienten que necesitan mejorar algunas de ellas. También suele ocurrir que un suceso negativo reciente (accidente, divorcio, etcétera) ha llevado a una disminución de los niveles de satisfacción. Una insatisfacción temporal es común y normal, pero un nivel contínuo de insatisfacción puede disminuir la motivación y ser desagradable. Hablar con un consejero o especialista puede generar un cambio de dirección positiva.

Personas insatisfechas:
tienden a sentir que una buena parte de sus áreas vitales no van bien (trabajo, familia, vida social, entre otras). Una persona con un bajo nivel de satisfacción en ocasiones no funciona bien porque la infelicidad funciona como un distractor que obstaculiza el logro de metas. Sumado a ello, tienden a plantearse metas y aspiraciones poco realistas, a anticipar resultados negativos, sentirse poco capaces, factores que en conjunto llevan a niveles bajos de satisfacción. Se considera que estas personas pueden verse beneficiadas si consultan a un psicólogo o especialista.

Valorar lo que hacemos
Por Evangelina Aronne
Licenciada en Psicología (M.P. 3528).

Como es costumbre, en diciembre, hacemos equilibrio entre el estrés y el consumo, y la dedicación para tener unos días llenos de amor y paz.

Posiblemente, nos deslumbremos con las propuestas para agasajos en las fiestas, con las ofertas en playas maravillosas para pasar las vacaciones y, tratemos de estirarnos para alcanzar esos ideales. Pero es importante que, además de prepararnos especialmente para celebrar estas fechas extraordinarias, encontremos placer en lo cotidiano, mirando nuestro ser interior y desarrollando nuestros talentos.

Algunas preguntas nos ayudan a captar ese potencial: ¿Cuáles son mis mayores fortalezas? ¿Qué cosas realmente disfruto hacer? ¿Qué actividades realizo de manera espontánea? ¿Qué me hace sentir feliz?

Cada uno es necesario en lo que hace. Lo que puede ser un defecto puede transformarse en virtud dependiendo del contexto o del puesto de trabajo. Aquello que hacemos naturalmente, puede convertirse en algo de gran utilidad para muchos. Podemos abarcar habilidades de todo tipo: hacer comidas caseras, lavar autos, enseñar algún deporte, manejar una computadora, atender en un banco, cultivar una huerta, etc.; las actividades que para algunos serán complejas, para otros, son cosas de todos los días.

Comprender que nuestro actual trabajo es transitorio, que día a día tenemos la oportunidad de hacer algo diferente, de aprovecharlo para generar contactos o pagarnos un curso, nos hará disfrutar mejor el recorrido y sentir que estamos evolucionando.
La enseñanza es: "reconocer nuestras virtudes y capacidades, sumarle ganas de aprender y constancia, compartir lo que sabemos y lo que tenemos, unir con mucha fe y esperanza. ¿El resultado? Todo se nos multiplicará." ¡Felices fiestas!